Una vida alegre, divertida, llena de inconvenientes, partidas de póquer y pantomimas contada por él mismo. Harpo se pesó en una báscula de la suerte y la tarjeta de la fortuna que le soltó la máquina decía: "Habla usted demasiado. Recuerde: el silencio es oro". Se tiene voz porque se tiene muy poco que decir, debió pensar aquel pequeño comediante que se pasaba al silencio, como el que manda el dios griego Harpócrates, la divinidad que se coloca un dedo ante la boca para mandar callar y discreción si no se tienen más que palabras atolondradas.