Un exconcejal del PP se convierte en paradigma de la vileza del desahucio. En las tertulias radiofónicas es moneda común achacarle parte de la culpa de la crisis a quienes firmaron hipotecas de por vida por casas por encima de sus posibilidades. No es el caso de Sánchez ni de otras muchas víctimas a un paso del desahucio. Primero perdió fuerzas y dinero en echar una mano a su hija mayor, víctima de maltrato a manos de su pareja. Después, llegó el cáncer de su esposa. Así fue como no pudo hacer frente al pago de nueve mensualidades de hipoteca.