En el caso del Prestige , una escuálida figura representó, sin proponérselo, el lado humano de la tragedia: Manfred Gnädinger, el Alemán de Camelle, se dejó morir en su casa-museo de la Costa da Morte, abrumado por la marea negra que destruía la obra de toda su vida. La foto del barbudo Man, llorando su desesperación pocos días antes del lamentable final, recorrió el mundo convertida en la cara visible de la catástrofe».A casi seis años de su muerte, Manfred Gnädinger, Man, el Alemán, sigue en la memoria de miles de personas.