Hace ahora casi un cuarto de siglo que la saltó a la fama, cuando el biólogo marino alemán Christian Sommer descubrió que este pequeño cnidario del orden de los hidroides tenía una pequeña peculiaridad: se resistía a morir. Pero, aunque pudiera parecer que su capacidad única la ha hecho una criatura muy popular en las salas de estudio científico de medio mundo, lo cierto es que casi nadie se ha tomado en serio a esta criatura. Salvo contadas excepciones, como el profesor Kubota.