La historia comienza en la isla de Samos, en el mar Egeo, que se hizo famosa en el pasado porque había una colonia de leprosos. En ella, a diferencia de otros lugares, no existía prohibición de contacto entre los enfermos y los habitantes de la isla, que incluso podían tener relaciones románticas y sexuales culminando en el matrimonio con los enfermos. Cuentan que una mujer en perfecto estado de salud se casó con un leproso y que no hizo nada para evitar la infección, es decir, no tomó precauciones sino que más bien se sintió atraída......