En el lugar donde hasta hace cinco años se encontraba un montón de enmohecidas piedras y que la leyenda atribuye como lugar «sagrado» por haberse aparecido allí la Señora, «no crece la hierba, se seca al poco tiempo de nacer». Un espacio circular de dos metros y medio de diámetro, a poco menos de una docena de metros de distancia del muro orientado al Este de la ermita santuario, que aparece agostado entre el verdor de la superficie de terreno que circunda todo el recinto sagrado.