Yo me quedé hecho polvo cuando el Ahmed nos dijo que se iba. Lo dijo de pronto, sin avisar. Llevaba días callado, como rumiando una idea, pero pensé que sería algún asunto moro, no sé, un ayuno, o una de esas ventoleras con Alá que tenía de vez en cuando, o los desastres del Real Madrid, que le afectan mucho. Y resulta que una noche nos suelta que se larga, a conducir un taxi por Argel.