Las casas que vemos en las películas no siempre son decorados: algunas son de verdad. Existen, y son un negocio muy lucrativo en la mayoría de los casos: a los productores de la película les sale más barato que construir un decorado y a los dueños de estos inmuebles les cae un dinero que nunca biene mal. Por un día de rodaje se han llegado a pagar hasta 1.500 euros…
