Una mujer de 27 años, embarazada, fue admitida en el hospital St. Joseph's, en Phoenix. Una dolencia cardíaca suponía para ella un riesgo cercano al 100% de morir si continuaba con el embarazo. La hermana Margaret McBride, basándose en una directiva de la iglesia católica en EEUU, permitió el aborto con el objetivo de salvar a la madre, que sobrevivió. La iglesia excomulgó a la hermana McBride automáticamente, la pena más grave que la Iglesia puede imponer. Un abogado en derecho canónico critica el doble rasero de la iglesia.