Hace unos días, escuché a una periodista radiofónica, asegurar, con todo el candor de su inocencia políticamente correcta, que a los niños varones es bueno hacerlos entretenerse con muñecas y cacharritos de cocina; porque de ese modo, aseguraba sin citar fuente, tendrán mejores y más pacíficos sentimientos, serán mejores padres, y tal vez cocineros de éxito el día de mañana. Los tertulianos que acompañaban a la locutriz, en vez de partirse la caja de risa y preguntarle si tenía hijos en edad de merecer, se mostraban calurosamente de acuerdo