Hace años, todavía joven, con muy pocos y sin éxito empujé hacia ella, convencido de que era pacífica solución política a aquellas miserias nuestras. Desde entonces, he hecho mucho camino pero el capital, su cruel ambición, no cambia y, hoy unido a la cómoda derecha insolidaria y a la izquierda más ignara, se evidencia motosierra y nos amputa derechos ganados por la lucha de otros, nos devuelve al XVIII.