En el parque de Koraí, muy cerca de la plaza Syntagma, Olga Stefou reparte comida caliente a los necesitados. Un caldo con patatas y pollo, aderezado con paprika, pan y naranjas es el menú de hoy. Suficiente para engañar al estómago unas horas, pero solo un mordisco robado al hambre. Porque ahora, en Grecia, un país de la UE, mucha gente está pasando auténticas penalidades. Solo en Atenas se dan cada día unas 12.000 comidas a personas necesitadas, mientras el número de sintecho ha aumentado un 30% desde inicios de este año, según las ONG.