La “decana de la prensa humorística”, así se publicitaba La Codorniz, fue una revista que convivió con el franquismo y feneció en los primeros años de la transición. Las hemerotecas constatan la existencia durante algunos lustros de las secciones La comisaría de papel y La cárcel de papel. Martillo de periodistas descuidados, estas secciones publicaban los gazapos y erratas que habían visto la luz en la prensa española. Ipso facto, sus perpetradores eran llevados a la comisaría. Si había propósito de enmienda, quedaban en libertad. Si no, a la