Desde tiempos de Cicerón, los intelectuales han tomado partido a favor o en contra de los espectáculos con animales. Las disputas entre taurinos y antitaurinos vienen de antiguo. A lo largo de la historia las han suscitado distintos criterios, ya fueran de orden religioso, moral, estético, cultural, político o relacionado con la protección de los animales. Y han hallado en medios intelectuales a encendidos polemistas. En ocasiones, a caballo de movimientos regeneracionistas, de coyunturas marcadas por un ansia de cambio.