Elizabeth Taylor se olía la amenaza hasta con la nariz tapada. Y Ava Gardner, diez años mayor que ella, desgreñada y ojerosa, como su Maxine Faulk de “La noche..”, podía mandar al cuerno el bronceado y maquillaje perfectos de Liz, sus blusas transparentes y sus susurros al oído de Burton cada vez que Huston gritaba: ¡Corten!Ava Gardner siempre causó ese efecto, hasta el final de sus días. Hacía que tanto los hombres como las mujeres se sintieran hormigas a su lado, pero eso sí, unas hormigas irremediablemente atraídas por ese frasco de miel.