La otra cara de Internet, la que muestran las descargas ilegales, requiere, para el cantante, "un debate público y una reflexión privada". "Estamos asistiendo a un cambio de civilización profundo --puntualizó--, que equivale a la aparición de la imprenta, la radio, etc. Parte de este "desmadre", dijo, proviene de los excesos que se han cometido "por parte de los sellos independientes, primero y por las grandes discográficas, después, que acabaron primando el peso de negocio a la calidad artística".