Hipótesis de trabajo: ¿qué pasaría si desde mediados de los noventa, el número y la posición de los infiltrados en ETA fuera tan elevado, que además de obtener información sobre ella, se pudieran condicionar sus acciones al dictado de una estrategia ajena a la de la propia organización? ¿A quién beneficia y a quién perjudica la actividad más reciente de ETA? Desde hace demasiados años, cada vez que ETA comete un atentado es su brazo político –el PP–, quien recoge cuantiosos beneficios electorales, y digo bien: ETA-PP, y no Batasuna...