No es un trabajo para tímidos: requiere extroversión, dotes comerciales y don de gentes. Pero, en plena era de Internet, el ritual de presentar un producto (ya sea una aspiradora, una crema o un producto dietético) en el salón de una casa sigue teniendo adeptos.La explicación a ese incremento de ventas en plena crisis, que el sector espera mantener este año, es sencilla: el número de vendedores a domicilio (todos ellos autónomos) se disparó el año pasado un 26%, hasta situarse en 184.000 personas.