Apenas llegamos a España, mi familia se instaló en un piso de los de renta antigua, gigante, sin calefacción, que mi padre se encargó de arreglar, tirando paredes y construyendo muebles, en el centro del barrio de Malasaña. Vivimos en la calle del Pez siete años, y para mí, será siempre la casa de mi infancia. El edificio lo compró hace años una constructora, que ...