Gordos cerveceros y marisqueros, los sindicalistas de Sevilla recuerdan al mafioso Jimmy Hoffa. Jóvenes idealistas entonces, luchaban por la libertad y la democracia. Pero pasaron 38 años. Fueron premiados en democracia con ayudas, subvenciones y edificios para compensar las décadas de opresión franquista. Los galones ganados en aquellos tiempos heroicos hicieron que muchos se quedaran para siempre viviendo de los sindicatos, más liberados aún que los liberados. Mejoraron su vida, adquirieron caros pisos, o chalés, nunca volvieron a trabajar...