Un 30 de Agosto de 1992 el Sistema Solar tal y como lo conocíamos, que estaba formado por 9 planetas, miles de asteroides y una hipotética, aunque con evidencias bién fundamentada, nube de cometas en los confines, desapareció para siempre. Solo hizo falta que, desde el observatorio de Mauna Kea, se detectara la existencia de un pequeño mundo de apenas 160 Kilómetros de diámetro que el órbita altededor del Sol más allá de Plutón para que la, hasta ese momento sólida, visión que creíamos tener de nuestro hogar planetario se rompiera en pedazos.