Tras dos años de vigencia de la Ley para el consumo del Tabaco, seguimos siendo un país del tercer mundo en su aplicación. Barajas sigue siendo un fumadero, los fumadores pasivos siguen tragando ese veneno. Y los pobres fumadores, apiñados, cumpliendo las normas, pero inútilmente. Las cabinas no sirven, son ilegales, son inoperantes. Todos nos volvemos fumadores y mucha gente tose y tose en las terminales sin acertar a entender por qué...