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Aprende a cómo no apoyar al movimiento LGBT fijándote en lo que pasó en el orgullo de Glasgow [ENG]
El orgullo, insisten hasta tradicionalistas y puristas, es protesta: y muy especialmente, protesta contra la policía. Pero añádele la peseta rosa. Y el pink-washing —la política de hacer que las megacorporaciones parezcan más amables amariconando su márquetin—. Y ya tienes el campo abonado para una pelea recurrente entre tradicionalistas y «normalizadores»: los que creen que queda mucho por hacer y los que sólo quieren ir haciendo.
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