San Dimás, la leyenda del buen ladrón

Por el propio nombre, y porque hay otros Dimas conocidos pro otros hechos, debería ser de origen griego, o quizás troyano, ya que también fue un Dimas, hijo de Argimies, el que acompañó a los heráclidas a la expedición del Peloponeso.

Como otros muchos santos, la Iglesia Católica reconoce casi oficialmente que se trata de un personaje literario, surgido, eso sí, de la pluma de algún escritor de los primeros siglos del cristianismo.

San Dimás, según la tradición, es el ladrón arrepentido, crucificado a la derecha de Jesús y al que prometió que ese mismo día estarían juntos en el paraíso.

En un evangelio apócrifo, el Protoevangelio de Santiago, José de Arimatea explica que “El segundo […] se llamaba Dimas; era de origen galileo y poseía una posada. Atracaba a los ricos, pero a los pobres les favorecía. Aun siendo ladrón, se parecía a Tobías, pues solía dar sepultura a los muertos. Se dedicaba a saquear a la turba de los judíos; robó los libros de la ley en Jerusalén, dejó desnuda a la hija de Caifás, que era a la sazón sacerdotisa del santuario, y substrajo incluso el depósito secreto colocado por Salomón. Tales eran sus fechorías”.

Se le menciona con cierta profusión en varios escritos de san Anselmo sobre la infancia de Jesús y la leyenda dice que, cuando Maria y José debieron huir a Egipto,. Dimas era un salteador de caminos que los asaltó para robarlos y los dejó marchar. El destino quiso que fuese crucificado a la vez que Jesús, cumpliendo así las profecías.

La cruz en que murió Dimas se conservó durante siglos como reliquia en una iglesia de Chipre. Luego, el travesaño. pasó a la iglesia de la Santa Cruz, en Roma.

Este personaje ocupa un lugar preferente en las obras "el triunfo", de Tiziano, y en "el Juicio", de Miguel Ángel. Aparece, asimismo, hermosamente representado en una vidriera de la catedral de Bourges.

La festividad de san Dimas, según el canon católico, se celebra el 25 de marzo.