Plegaria a Dios

Señor, te odio con todo mi ser

te ofrendé mi vida entera y me has abandonado otra vez.

Me ahogas, salvas y hundes de nuevo en tu abismo;

Impasible contemplas la agonía del orbe;

¡¿Qué tipo de prueba es esta que enfrentas al hombre?!

¡¿Siglos de sangre no bastan para saciar tu sadismo?!

Ante tu soledad creaste este teatro

Nos vestiste de dolor para divertirte con el llanto

Nosotros, tus bufones, que bailamos sin descanso

Esta danza del sacrificio a cambio de un premio falso

¡Pues ese podio es un cadalso!

Ya que te distraes con nuestra pena ¡Concede, al menos, el laurel de tu aplauso!

¡Qué puedes decir a esto!

¡Responde! ¡No te oigo! ¡Adelante, álzate, omniausente Maestro!



Acto II. Escena I. Quarcissus. Rafael Lechowsky.