El propio oficio de policía es tremendamente paradójico: por un lado, presupone el más alto nivel de inteligencia, así como cualidades físicas, psíquicas y morales extraordinarias en quienes lo desempeñan; pero, por otro lado, no ofrece nada capaz de atraer a personas semejantes.
El policía que ríe. Mai Sjowall y Peer Wahlöö