Era aquello una especie de muda de piel de la serpiente por sus tristezas, o algo como un baño de recuerdos, porque no bañamos sólo el cuerpo.
Bañamos también los recuerdos, tratando de limpiarlos de vez en cuando.
Pero como los recuerdos son tierra, al igual que nosotros mismos, sucede con ellos lo mismo que con la tierra cuando se la moja: se convierten en barro.
Paisaje pintado con té. Milorad Pavic.