"Nunca, en verdad vacilé en la convicción de que la felicidad es la prueba de toda regla, conducta y fin de la vida. Pero ahora pienso que este fin sólo podría alcanzarse no haciendo de él un fin directo. Sólo son felices -pienso- los que tienen su mente puesta en cualquier objeto que no sea el de su propia felicidad: en la felicidad de los otros, en el perfeccionamiento de la Humanidad, inclusive en cualquier arte o empresa, perseguida no como un medio sino como un fin ideal en sí mismo. Así, aspirando a otra cosa, se encuentra la felicidad en el camino. Los goces de la vida -tal es ahora mí teoría- son suficientes para hacer de ella una cosa agradable cuando se les toma en passant, sin hacer de ellos un fin principal. Convertidos en tal, percíbese de inmediato su insuficiencia. No pueden soportar un examen escrutador. Pregúntese si es feliz y se dejará de serlo".
John Stuart Mill, Autobiografía (1873)