Los sectarios odian profundamente que las personas se comuniquen, se acerquen unas a otras o se atrevan a relacionarse con desconocidos. Si esas relaciones pueden generar lazos al margen de la secta, la oposición es máxima.
El amor y el matrimonio son un problema terrible para todas las sectas. Unas lo combaten con la castidad y otras con la promiscuidad, para evitar que se formen relaciones estables.
La casa eterna. Yuri Slezkine