Años más tarde, en una clase de biología del instituto, Samuel oyó una historia sobre una especie de tortuga africana que cruzaba todo el océano para desovar en América del Sur.
Los científicos no daban con el motivo de aquel viaje tan desmesurado.
¿Por qué lo harían?
La teoría dominante era que habían empezado hacía eones, cuando América del Sur y África todavía estaban unidas.
Quizá por entonces sólo un río separaba los dos continentes y las tortugas preferían poner los huevos en la otra orilla. Pero luego los continentes empezaron a distanciarse y el río se ensanchó a razón de unos dos centímetros por año, una deriva imperceptible para las tortugas.
Así pues, continuaron acudiendo al mismo lugar, en la orilla opuesta del río, y cada generación nadaba un poco más lejos que la anterior. Al cabo de cien millones de años, el río se había convertido en un océano, y sin embargo las tortugas no se habían dado cuenta.
El Nix. Nathan Hill.