Al Triste

Ahí está lo que fue: la terca espada 

del sajón y su métrica de hierro, 

los mares y las islas del destierro 

del hijo de Laertes, la dorada 

luna del persa y los sin fin jardines 

de la filosofía y de la historia, 

el oro sepulcral de la memoria 

y en la sombra el olor de los jazmines. 

Y nada de eso importa. El resignado 

ejercicio del verso no te salva 

ni las aguas del sueño ni la estrella 

que en la arrasada noche olvida el alba. 

Una sola mujer es tu cuidado, 

igual a las demás, pero que es ella.

Jorge Luis Borges