Que prendan fuego al cielo
las teas de los pobres,
que borren de los templos
los nombres de los dioses,
que salten ya los goznes
de todas las bisagras,
que todas las palabras
acerquen la esperanza,
que el llanto del que sufre
afile nuestras armas,
que mezclen el azufre
con sal nuestras plegarias.
Si pudieras verme ahora. Feindesland. 1991