"El muy cabrón amenazó con socavar las ganancias de la empresa si no le quitábamos los strikes" se quejó uno de los administradores, que pidió mantener el anonimato. Como en Twitter ya pocos le hacen caso, y pese a que no le suspendieron la cuenta allí, el presidente estadounidense prueba otros sitios y en distintos idiomas. No bien se registró y ya comenzó a insultar a otras personalidades públicas que tienen perfil y a usuarios comunes.
Hizo un AMA y pidió prohibir que los latinoamericanos hagan preguntas, algo que va en contra de las políticas de Menéame pues cualquiera puede preguntar. Se cree que bloqueó hasta un 60% de la gente registrada. La gota que derramó el vaso fue que trató a los catalanes, kurdos y hongkoneses de "ciudadanos de segunda categoría que no aman su país" sin aclarar a qué país se refería; podría haber sido una indirecta a los independentistas californianos.