El juez del Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, ha imputado este domingo a los Tres Reyes Magos de Oriente por un presunto delito de blanqueo de capitales dentro del marco de la trama Camel.
Según consta en el sumario del caso, revelado a este medio por fuentes de toda solvencia del juzgado de instrucción, los acusados repartían los beneficios directamente en los hogares de los socios de la trama, para lo cual elegían siempre el mismo día del año, realizando sus acciones siempre con nocturnidad y amparándose en las altas horas de la madrugada. Para asegurarse de que no eran vistos y de evitar cualquier testigo que pudiera delatarles, amenazaban a sus socios con desaparecer inmediatamente y quedarse ellos con los beneficios de la actividad criminal si alguno decidía levantarse en plena noche y les sorprendía en pleno proceso de colocación del reparto en el salón de casa.
La forma de actuar de la trama es, a priori, sencilla: cualquiera que quisiera participar no tenía más que enviarles una carta, pidiendo aquello que les gustaría recibir el día en el que realizan el reparto. Aprovechando la gran cantidad de seguidores generada, los Reyes Magos solicitaban a los gobiernos occidentales subvenciones como compensación al enorme gasto en su fortuna personal que les generaba la adquisición de tantos productos de forma supuestamente altruista, productos que en realidad estaban siendo pagados con dinero negro procedente de las actividades irregulares que realizaban en sus países de origen durante el resto del año. Posteriormente, viajaban a países pobres de Oriente para adquirir los regalos a bajo coste aprovechándose tanto de la mano de obra barata de aquellos países como de la propia técnica del regateo. La venta se contabilizaba como si el producto se hubiese adquirido en el primer mundo, de forma que los Reyes Magos se quedaban íntegramente con la diferencia generada. Dicha diferencia obtenida (que estaba fuera de sospecha y carga fiscal alguna, ya que el grueso de sus ingresos en negro desaparecían en la adquisición de regalos, y el resto de sus ingresos estaban convenientemente declarados) se contabilizaba como parte de las subvenciones recibidas por los estados occidentales, con el fin de blanquear definitivamente esa parte de sus ingresos que obtenían en sus múltiples actividades irregulares en Oriente Próximo, las cuales están siendo actualmente investigadas por INTERPOL.
Por el momento se han realizado diligencias previas pero no se han realizado detenciones. Por su parte, el sindicato Manos Limpias ha decidido impugnar la imputación y cursar una denuncia de prevaricación contra el juez Garzón, con el motivo de «atacar de forma arbitraria y dictatorial a las más viejas tradiciones del país y de la Cristiandad sin prueba alguna», por lo que el caso quedará en suspenso hasta que se resuelvan las cuestiones legales generadas al respecto.