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Miles de prostitutas se manifiestan en Tokio contra el comercio de vaginas eléctricas
"Mi coño paga impuestos toda la vida" es el eslogan de la multitudinaria manifestación que prostitutas y otras trabajadoras del ocio japonesas celebraron el pasado fin de semana en la capital nipona. Con ello pretenden denunciar el descenso del volumen de negocio que están sufriendo a causa de la introducción al mercado de cada vez más avanzadas réplicas de vaginas, bien electro-mecanizadas o con materiales que simulan el tacto del interior de los genitales femeninos.
Aproximadamente, unas 3.000 trabajadoras del sexo recorrieron las céntricas calles de Tokio, escoltadas por numerosos coches de lujo pertenecientes a hombres anónimos de negocios. "Nuestros ingresos están bajando dramáticamente mientras que los fabricantes de semejantes artilugios se están haciendo de oro", denuncia una de las prostitutas, que regenta un local donde especializado en recetas de tofu servidas con lluvia dorada. Además, denuncian una competencia desleal: "ahora hacen réplicas de coños de niñas de 12 años, y contra eso no podemos competir", denuncia Reiko, una joven de 17 años procedente de Hiroshima que llegó a la capital para ganarse la vida.
Desde la patronal de fabricantes de artículos relacionados con el mundo del sexo se defienden. "Nuestras vaginas son higiénicas, económicas a largo plazo, y además no sangran al menos que el cliente lo pida", afirma Yanomi Rakasku, representante de una de las compañías. "Con ello hemos reducido los casos de maltrato, la producción de pornografía infantil y además hemos contribuído al realojo de familias con el cierre de lupanares que ocupaban millones de metros cuadrados en la nuestra superpoblada nación".
Aproximadamente, unas 3.000 trabajadoras del sexo recorrieron las céntricas calles de Tokio, escoltadas por numerosos coches de lujo pertenecientes a hombres anónimos de negocios. "Nuestros ingresos están bajando dramáticamente mientras que los fabricantes de semejantes artilugios se están haciendo de oro", denuncia una de las prostitutas, que regenta un local donde especializado en recetas de tofu servidas con lluvia dorada. Además, denuncian una competencia desleal: "ahora hacen réplicas de coños de niñas de 12 años, y contra eso no podemos competir", denuncia Reiko, una joven de 17 años procedente de Hiroshima que llegó a la capital para ganarse la vida.
Desde la patronal de fabricantes de artículos relacionados con el mundo del sexo se defienden. "Nuestras vaginas son higiénicas, económicas a largo plazo, y además no sangran al menos que el cliente lo pida", afirma Yanomi Rakasku, representante de una de las compañías. "Con ello hemos reducido los casos de maltrato, la producción de pornografía infantil y además hemos contribuído al realojo de familias con el cierre de lupanares que ocupaban millones de metros cuadrados en la nuestra superpoblada nación".
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comentarios cerrados
Lo mismo que los escritores contra Internet
Lo mismo que los músicos contra Napster
No se puede luchar contra el futuro. No se puede evitar la llegada de las robopilinguis
Lo de "no sangran a no ser que el cliente quiera" me ha dejado sorprendido. La tecnología avanza que es una barbaridad.