Recibirás esta carta recién pasada la fiebre de San Valentín. Todavía retumbarán en tus oídos las cuñas publicitarias más machaconas y ñoñas del demuéstrale tu amor, tira de tarjeta. Díselo con colonia, díselo con bombones, díselo con joyas, díselo con un coche nuevo, díselo, por qué no, con una alarma de seguridad conectada 24 horas a los mejores profesionales del sector. Cada año, por estas fechas, echo tanto de menos no dedicarme a la publicidad… Mi cabeza alumbraría la única campaña de San Valentín realmente sincera y romántica: díselo con un jamón.
Escribir esta carta, por mucho que me joda, también supone cierto acto ñoño: el de devolverte el amor que nos das apoyando este modelo de prensa que nos permite ser libres, hacer periodismo de servicio público. Gracias, cari. Celebrar el amor cada día del año y no sólo en la fecha puntual. Entenderlo como el cuidado a lo común es, quizá, la asignatura pendiente de la sociedad. No estaría mal, sería un buen punto de partida, empezar cambiando referentes.
Sustituir al clásico San Valentín por algo parecido a San Cuidadín, que no sería necesariamente el santo al que le rezase Chiquito de la Calzada intentando no tropezarse, sino el de los cuidados. El del mirar y entender al otro, el de los derechos humanos, el del bien común.
San Cuidadín, al contrario que San Valentín, no dispararía sus flechas a los enamorados, sino que usaría la artillería para ir contra esos que carecen de la mínima empatía necesaria para que te renueven el carnet de persona.
San Cuidadín no sería anunciado por televisión, sino perseguido en cada telediario: “Se busca a este hombre, vestido con túnica y aspecto celestial, autor del disparo de flechas contra quince casas de apuestas, dos sedes del FMI y el fondo buitre que jugó al Monopoly con el techo de la gente”.
Mientras rezamos para que San Cuidadín se nos aparezca, tendremos que inspirarnos con escenas como la de la mujer de la foto que, vestida de faena, nos enseña cómo son los cuidados a un patio en el Sacromonte de Granada. Peleando contra desconchones, grietas, suciedades y malas hierbas, evitando que la dejadez y la falta de interés lo hagan un lugar peor.
Desde el periodismo, y aprovechando que todo esto de San Valentín está reciente, es buen momento para recordar que quienes intentamos cuidar el patio de todos desde el análisis y la información no tenemos que enamorarnos nunca ni casarnos con nadie.
Esta semana, CTXT criticaba en su cuenta de Twitter la posición del nuevo Gobierno de coalición de PSOE y Podemos, que niega la posibilidad de que el represor franquista Martín Villa sea interrogado por la jueza argentina que investiga crímenes contra la humanidad. Mientras los grandes medios guardan silencio en nombre de no sabemos qué estabilidad institucional sobre estos y otros asuntos, gracias a tu apoyo, podemos ser la mosca cojonera que hemos venido a ser.
También esta semana lanzábamos una pregunta: ¿seguirá este gobierno de izquierdas practicando devoluciones en caliente? Como decía José Saramago, “si tenemos conciencia, pero no la usamos, ¿de qué sirve la conciencia?” Gracias por seguir ahí y que San Cuidadín se aparezca pronto.
Gerardo Tecé
CTXT