Otra visión del futuro. Jaque mate, Nostradamus

La tendencia a sustituir cada vez más la mano de obra por robots y sistema que producen de manera automática o desatendida bienes y servicios incrementará el paro enormemente en los próximos años. Los empleos destinados a los humanos serán, cada vez más, aquellos que exijan un mayor nivel de cualificación. Cada vez serán menos las tareas que no puedan hacer las máquinas, y eso dejará a cada vez más humanos sin producir.

Nuestra actual economía se basa en el consumo, y para consumir, el ser humano necesita obtener unas rentas por trabajo. Al estar éste limitado a unos pocos con alta cualificación técnica, la mayoría deja de producir, y por lo tanto no podrá consumir. Esta tendencia se extenderá a miles de millones de personas en el futuro.

El poder estará en manos de corporaciones propietarias de máquinas capaces de producir, y como la mayoría de la gente no podrá contribuir con su trabajo a la sociedad, el resultado más probable es que las corporaciones se adueñen de las personas. Quizás no sea de manera absoluta u oficial, pero sí realmente, limitando sus derechos y convirtiéndolas en esclavos al servicio de dichas corporaciones.

Esos miles de millones de humanos probablemente se dividirán en dos grandes grupos: los que se mantengan sumisos en el lado oficial del sistema y los que se rebelen ante él reclamando un mayor reparto de la riqueza.

Debido a los futuros conflictos que surgirán, será necesario para las corporaciones tener ejércitos privados que defiendan sus intereses. Estos ejércitos serán la salida laboral perfecta para muchos humanos defensores del sistema y con baja cualificación técnica. La democracia no existirá, las naciones serán cosa del pasado, las corporaciones lo dominarán todo y a todos, y habrá luchas entre ellas por los recursos. Los seres humanos formarán parte de esos recursos. La esclavitud será promocionada como lealtad a la corporación, utilidad para la sociedad, con el consabido pan y circo de siempre, mientras las máquinas producen comida gratis de buen gusto pero de baja calidad, para favorecer que la gente se muera antes de que llegue a vieja, y ser un lastre para la sociedad. También se promocionarán otros hábitos que promuevan muertes tempranas (entre los 40 y los 60 años) para frenar la superpoblación y aprovechar la edad más activa de los ciudadanos "esclavos".

Los geriátricos se automatizarán y se venderán como sitios idílicos, pero lo más probable es que los viejos pasen los últimos años de su vida conectados a máquinas de realidad virtual, sondados y anestesiados, con escaso o nulo contacto con otros humanos o con la realidad.

Para los directivos de las corporaciones y los trabajadores cualificados habrá una serie de productos y servicios premium, dentro de una sociedad elitista y apartada de la gran masa, en la que vivirán y consumirán con el poco dinero que aún circule en los estertores del antiguo sistema capitalista.

La tendencia es que cada vez más de esos ciudadanos cualificados pasen al otro lado del muro, donde malviven los humanos no cualificados, pudiendo escoger integrarse en ejércitos cada vez más poderosos o morirse de hambre.

Todo estará controlado por las corporaciones: los recursos, la energía, las comunicaciones, el medio ambiente, la información... No será una esclavitud declarada, pero sí real.

El patriotismo se transformará en lealtad a la corporación que venderá a sus acólitos que la corporación vela por sus intereses y lucha por la obtención de los recursos que son necesarios en un planeta que agoniza y en el que la falta de aire limpio, alimentos y agua potable es cada ve más acuciante.

Se establecerán escuelas o sistemas de formación para generar la esperanza entre los obreros no cualificados de poder acceder a los niveles sociales de los cualificados, y de paso, aprovechar a cualquier mente privilegiada de las que nazcan "al otro lado".

Los ejércitos defenderán a cada corporación de las otras, con alianzas y guerras continuas, y a su vez, protegerán a éstas de las agresiones de los grupos terroristas antisistema que surgirán por doquier, algunos más importantes que otros, pero que aun a pesar de tener intereses comunes, mantendrán ciertas diferencias que impedirán la unión de todos ellos en pos del objetivo común.