¿Redefinir "corrupción"? ¿Lo van a cambiar también en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española?
Si de lo que se trata es de dilucidar si un cargo público se beneficia de alguna manera adjudicando fondos públicos de forma irregular a terceros, o por trato de favor a los mismos... ¿vivimos en los mundos de yupi amigos y amigas? Naturalmente que se beneficia. Y lo hace premeditadamente. Of course.
El modelo de funcionamiento corrupto es, en estratos medios y altos sobre todo, algo más complejo pero relativamente fácil de desmontar en buena medida si verdaderamente se quiere, puesto que el cargo público SIEMPRE se beneficia directa o indirectamente, ipso facto o a corto, medio o largo plazo.
La propaganda (la maquinaria mediática), desvía la atención hacia lo más simple: el dinero, los "leuros". La corrupción es "desviar" el dinero, tomarse cañas a costa del contribuyente. Hay algo más y probablemente más grave y peligroso, pero más velado e incluso, si se me permite, esotérico: posición + influencia. No todo el mundo en política piensa en amasar, o únicamente en amasar, y menos que nadie los cargos clave (alcaldes de grandes ciudades, ministros, presidentes). Ejercer de cargo público y favorecer desde allí la "prosperidad" de una camarilla circundante, fabrica sinergias y fuerzas de marea que rodearán a dicho cargo público para siempre, sobre todo en lo que a altos cargos se refiere, como ministros o presidentes de gobierno, cuya proyección "favorecedora" elude incluso las fronteras patrias. Esta práctica está destinada a trascender en el tiempo, más allá del período de mandato. Felipe "Isidoro" González es ejemplo paradigmático de este modus operandi, al igual que Jose Mari Ansar. ¿Porqué te vas a complicar la vida sisando del erario público si tienes toda la vida por delante para robar legalmente?
La prueba está en que son los cargos satélites los que suelen meter la mano, puesto que no tienen garantizada la continuidad o no poseen las altas miras de sus mandos. Raramente se pilla a un cargo importante abriendo la caja, más allá de cargar gastos personales a las arcas públicas, como el caso de Rita Barbaridad. Es más, muy probablemente la filosofía imperante en estos ambientes, las directrices que llegan de quien manda sean: "hacer lo que os de la gana, pero que yo no me entere".
Es también paradigmático el caso de Adolfo Hitler, quien un día (cuenta la Historia ortodoxa) expresó su deseo de que los judíos desaparecieran. Su camarilla se puso al tajo sin demora para cumplir los deseos del canciller, ideando "soluciones" para el "problema judío", pero con el sumo cuidado de que nunca se pudiera acusar a Adolfo de haber ordenado tal cosa. Es decir que, legalmente, nunca se pudiera relacionar a Hitler con la Solución Final. Los objetivos eran otros, pero el modus operandi sigue siendo similar.