Las cantidades obtenidas de estos minerales en su inmensa mayoría son ínfimas y se suelen dar por ejemplo en la zona de corte donde la sierra mecánica ha rozado contra la roca, generando temperaturas altas y haciendo reaccionar los elementos de la roca con los componentes de la sierra o como dice el artículo en las chimeneas de algunas industrias por donde pasan gases procedentes de la combustión de minerales a altas temperaturas y reaccionan con los materiales que componen las chimeneas, pero los ejemplares que se producen son pequeñísimos y casi que se les cataloga y se les pone nombre por costumbre, porque al principio este tipo de cristales no se llevaban siquiera a la comisión para identificarlos como nuevos "minerales" y cuando Henri Moissan llevó su moissanita y la aceptaron sin cuestionar mucho su origen debido al mal genio que se gastaba este señor, se produjo un precedente que hizo que se fueran aceptando una serie de especímenes que realmente, siguiendo la definición clásica de mineral jamás deberían haberse aceptado ni catalogado como tales, ya que por definición "un mineral es una sustancia natural, de composición química definida, normalmente sólido e inorgánico, y que tiene una cierta estructura cristalina" entendiendo como natural que se ha dado debido a las condiciones propias de la dinámica terrestre sin la intervención de ningún ser vivo.
Claro una vez establecido este precedente del que hablo, y teniendo recientemente que cambiar la definición de mineral debido al descubrimiento de bacterias como el myxococo que son capaces de crear minerales y desaparecer sin dejar rastro alguno de su actividad, ya no se puede eludir que estas sustancias de las que habla el artículo sean minerales, pero desde luego, no son minerales que te vayas a encontrar fácilmente en ningún sitio como podrías encontrar un cristal de cuarzo o un trozo de calcita.
En conclusión, que debido a actividades humanas simplemente han aislado unos pequeños cristales de compuestos que antes no se conocían, los han llevado al organismo que acepta y nombra los minerales, los han catalogado, les han puesto el precioso nombre de su descubridor o uno originalísimo inventado por el, y a lo mejor ese cristal microscópico no vuelve a aparecer más en la vida, pero ya tenemos titular curioso y según para quien, alarmista.
Desde luego queda muy "antropocéntrico" y efectista afirmar que el ser humano ha creado ya 208 nuevos minerales, pero la verdad es ligeramente más aburrida y menos alarmista de lo que sugiere el titular.