Soy un firme defensor de los impuestos pigouvianos, diseñados para corregir las ineficiencias en el mercado debidas a externalidades negativas no contempladas en los precios base. Sin embargo creo que es importante constatar que adolecen de algunos problemas serios:
No estoy metido en nada que huela a investigación en economía, pero en las incursiones ocasionales que he hecho, nunca he visto material académico dedicado a la compensación por externalidades negativas pasadas.
Sí que hay material sobre mecanismos de castigo y recompensa para relaciones entre agentes económicos, pero nada sobre como corregir el daño causado a bienes colectivos (como la naturaleza) con un cierto grado de retroactividad.
Respecto a la retroactividad, soy consciente de que puede generar inseguridad jurídica, pero esto debería ser así solo la "primera vez" que se invocara ese principio de reparación. A partir de ese momento, las empresas deberían tener presente ese concepto a la hora de operar, y actuar en consecuencia, sin tener que esperar a que llegue el impuesto pigouviano de turno.
Es más, incluso podrían ser ellas las que propusieran impuestos específicos, al tener información más detallada sobre el impacto de sus operaciones que la que pueda tener cualquier estado; con lo que se ahorrarían sorpresas desagradables.
No estoy proponiendo nada en concreto, porque considero que diseñar un "principio de reparación" que sea eficaz a nivel económico tiene su intríngulis, y también sé que sufriría una oposición feroz. Pero no estaría nada mal que quienes tienen más conocimientos sobre el asunto le dedicaran algo de su tiempo y esfuerzo.
Saludos.
Escribo este artículo como reflexión a la noticia de hoy sobre la financiación de La Iglesia en España y su campaña sobre su "imprescindible" labor social.
www.meneame.net/story/financiacion-iglesia-gobierno-prometio-sin-cruci
No es sólo una cuestión de financiación de una creencia que (como hacen algunos países) debería ser sólo financiada por aquellos que la siguen para no convertirse en una imposición al resto y que así tuviese el apoyo financiero en función del apoyo social ya que no es ningún servicio básico aunque muchos se empeñen en repetirlo una y otra vez.
Esconde también una cuestión sobre la que habría que debatir más (en mi opinión debatir sobre algo que como la religión, al igual que sobre homeopatía u otras creencias vacías, es absurdo y no lleva a nada en algo que ya es muy obvio), y es la cuestión de la caridad, esa "solución social" de la que tanto hace gala la iglesia y que tanto se empeñan en imponer como solución única no sólo los religiosos sino tambien buena parte de la derecha liberal.
Y es que a mi modo de ver, y como también mucha más gente asume, no es solución a nada condicionar la asistencia a la gente necesitada (tanto por falta de empleo, como discapacidad, ...) a la humillación pública que supone el tener que andar pidiendo en la puerta de una iglesia, asistir a comedores especiales sólo para marginados sociales, usar ropa usada y deshechada previamente por otros, ... Sólo falta ponerles la marca de la estrella en la frente! De hecho para mí no es nada extraño el fenómeno de que mucha gente necesitada reniegue de esa ayuda negándose por ejemplo a asistir a los comedores sociales, por qué tienen que verse no sólo privados de libertad para elegir qué hacer sino aún por encima que sea para formar grupos de marginados sociales?
Para mí una sociedad desarrollada y con alto nivel de vida debe tener un estado (sin necesidad de ninguna entidad privada tutorizando esas tareas) capaz de asegurar un mínimo digno para todo el mundo. Y para que ese mínimo sea digno no sólo debe asegurarse de que todo el mundo tenga un poco de comida cada día (además de un techo, sanidad y educación básica, ...), sino que debe asegurar que ese mínimo se entregue de forma digna a la persona, sin estigmatizar, sin apartar de la sociedad, sin señalar a nadie. Porque además cualquier ciudadano, para vivir en verdadera libertad debería de poder elegir vivir con ese mínimo si así lo desea. Y luego la sociedad deberá aportar incentivos para que los ciudadanos, libre y voluntariamente, decidan aportar ellos mismos a la sociedad algo más.
Porque el concepto de solidaridad por la moralidad de ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio (y sin pensar tan siquiera en por si te pasa a ti en un futuro) es en realidad una idea muy falsa. Es obligar a que otros te veneren por ayudarles de forma tan desinteresada, y en muchos casos llega al vasallaje, a hacerlo a cambio de fidelidad y apoyo social. Algo parecido a lo que sucede con los puestos de trabajo, en donde el empresario le "hace el favor" al vecino de contratarle para sacarle de su mala situación, pero claro, luego el vecino queda debiendo un favor que se puede exigir devolver de muy diversas maneras. Y eso pasa porque el trabajador, por la escasez de empleo, no tiene otra opción, no es libre a elegir un trabajo u otro.
Asegurar un mínimo digno debe de ser un concepto de justicia social, sin más. Un concepto que mejoraría mucho a la sociedad, a toda. Porque todos podemos en un momento cualquiera necesitarla. No sólo ayuda a quien la necesita ahora mismo sino también a quien vive con la presión de no caer al pozo constantemente, con los problemas de ansiedad y estrés que eso genera cada vez más en las sociedades modernas.
Mercadona ha acordado, en coherencia con el Modelo de Calidad Total de la compañía, subir un 6,5% el sueldo de toda su plantilla para garantizar el poder adquisitivo de las más de 93.300 personas que tiene en España, según ha informado en un comunicado.
La compañía ha asegurado que esta medida se adopta dentro de un escenario complejo como el que se está viviendo y en el que todas las personas que forman parte de Mercadona son "esenciales" para adaptarse con agilidad y determinación, porque ellos son el mejor activo de los clientes; cuanto más satisfacen a 'El Jefe', como internamente la compañía llama al cliente, más avanza Mercadona.
La entidad propiedad de Juan Roig estaba a la espera de conocer cuánto se había incrementado el Índice de Precios de Consumo (IPC) al cierre del año. Por lo que a partir de enero de este año, el salario mínimo de entrada en Mercadona durante el primer año será de 1.425 euros brutos al mes, es decir, 87 euros más al mes que en 2021.
El megaproyecto, que se ubicará en los terrenos de Expacio Navalmoral, contará con una inversión de 2.500 millones de euros y creará más de 3.000 empleos directos y 12.000 indirectos.
menéame