Mis odios, son todas aquéllas cosas, comportamientos, o detalles que aborrezco con todo mi corazón. Y como soy más caprichosa que un gato y comodona como un cojín, suelo tener bastantes, y me gusta que estén ordenados.
En el caso de hoy, cuando veo una cinta de acción, mis odios son los siguientes:
a) Intenten convencerme de que nadie se puede creer esa película.
Se trata de un comportamiento muy habitual en mi hermana, a quien sólo le gusta el cine de amor. Veamos... sé que es una peli. Desde el mismo momento que suena la música de la productora, ya SÉ que todo lo que voy a ver es mentira, pero durante el rato que dura, quiero podérmelo creer. Y no me resulta fácil si alguien se empeña en decir todo el rato cosas como "¡Brrf...! ¡Pero qué chorrada! Putos yanquis y sus complejos de superhombrecitos... no sé cómo te puedes tragar estas bobadas infantiles". Cuando veo cine de acción, mi sentido común se toma un profundo y prolongado descanso. Por favor, no intentes hablar con él ni le dejes recados.
b) Que alguien me diga que si veo eso, tengo un carácter violento.
Soy la persona más pacífica y propensa al diálogo que puedes imaginar. Para sacarme de mis casillas a mí, es preciso ser paciente y echarle bastante mala leche. Sólo en una ocasión levanté la mano contra otro ser humano, y fue en un caso de estricta defensa propia. No soy violenta, y no voy a convertirme en una persona violenta porque una tarde me apetezca hacer una maratón de Rambo y me zampe las cuatro películas (hasta ahora) sin respirar ni nada.
c) Que me insinúen que veo esa peli sólo porque me gusta el protagonista.
...Sí, Charles Bronson y su cara de chino me vuelven looooooca de pasión. De acuerdo que muchos héroes de acción son atractivos, y no negaré que parte de mi interés se centra en alguno de ellos, pero sobre esto, en primera, ¿tú ves el certámen de Miss Mundo porque te atrae el elevado valor cultural de programa? En segunda, me gusta el cine de acción porque me enchufa una dosis de adrenalina verdaderamente celestial, y otra de testosterona como me es imposible procurarme de otra manera al carecer de testículos. Déjame que la disfrute. En el fondo, a las dos nos gusta Alan Rickman, sólo que a ti como Coronel y a mí, como Hans Gruber. Fácil.
d) Que me den datos médicos, físicos, gravitatorios... que nadie les pide.
Espera... me estás diciendo... ¿Que nadie puede lanzarle un coche a un helicóptero? ¿Que es imposible fabricar una bomba casera con un monitor de ordenador? ¿Que no puedes alejarte tranquilamente mientras una casa estalla a tu espalda, porque aún a distancia, te haría pedazos? ¡No me digas! En serio, estoy flipando, si no me lo señalas, pensaría que puede hacerse... Vuelve al punto uno, ya sé que es mentira, sólo pido que me dejes disfrutar por hora y media, ¿¿es demasiado pedir?? Cuando la proyección acabe, cuéntame lo que quieras, adoraré escuchar por qué no puede ser (de veras), pero mientras dure la película, ¡vete a otra parte con el Libro Gordo de Petete!
Otro día, más odios.