Aunque a veces es difícil darse cuenta, hay lugares en los que el diseño de los elementos encaja perfectamente y resultan agradables a la vista y otros en los que chirrían sobremanera. Parte de esto puede tener que ver con los detalles y el uso de cuadrículas, algo que en un artículo del blog de Streamline titulado Cuadrículas y formas claves se explica con bastante detalle.

Algunas de las mentes más brillantes de nuestro tiempo, como Alan Turing, John von Neumann o John Conway, construyeron poderosas herramientas lógico-matemáticas a partir de una cuadrícula, que probablemente plasmaron en una hoja de papel cuadriculado. Veamos algunos de los fascinantes productos de la «mente cuadriculada», cuando la cuadrícula no es un corsé sino una plantilla que ayuda a escribir —a pensar— «despacio y con buena letra», como aconseja Machado.

Comparativa de la disposición de las calles de varias ciudades estadounidenses y europeas. Mientras las calles de ciudades como Chicago o New York son casi perfectas rejillas, ciudades como París, Londres o Madrid, han crecido en toda dirección.

Cuando al pequeño Hipodamo su madre le trajo una clámide a cuadros para poder distinguirlo de todos aquellos efebos con túnicas blancas a la más clásica moda griega del siglo V a.C., la vida se le vino abajo. Hipodamo, que vivía su vida según marcaba el estampado de aquella vieja tela, se convirtió, merced a su ordenada y cuadriculada manera de ver el mundo en un preeminente arquitecto, matemático, político y meteorólogo, aunque en realidad pasó a los libros de historia de arquitectura y urbanismo por sus trazados de ciudades...