Lo sé, ha pasado un tiempo. Sé que se supone que deberíamos vernos regularmente y que no estoy cumpliendo mi parte del trato. Sí, sé que es importante y que necesito hacerte una llamada y pedir hora. Armarme de valor, abrir las piernas y comportarme como una mujer y no como una niña. Pero debo ser honesta. No me siento particularmente emocionada por verte, y aquí está el porqué: