Alrededor del siglo XI, una historia recorría todo el continente europeo. Una historia que se difundía en cientos de manuscritos, y que se relataba en monasterios, cortes, ciudades y aldeas. Una historia sobre un abad, natural de la lejanísima Irlanda, que, junto a catorce de sus compañeros, había realizado un largo viaje por el temido, furioso e impenetrable Océano Atlántico. En ese viaje divisaría multitud de islas maravillosas y territorios legendarios, viviendo una serie de aventuras.