Viajes en el tiempo, coches voladores, patines flotantes por levitación magnética, bolsillos por fuera, etc. así nos pintaban el año 2015 en la segunda parte de la magnífica saga Regreso al Futuro. Pero, ¿cuánto hay de ciencia y cuánto de ficción en estas proyecciones que Robert Zemeckis proponía en ese futuro que ya es presente? Si nos centramos en la figura del aeropatín, ¿podría existir una tecnología y una ciencia capaz de fabricarlo?