Cuenta Esther Vivas que uno de los mejores momentos en su experiencia como madre fue precisamente cuando se enteró de que iba a serlo. Tardó cuatro años en lograrlo, con tratamiento de reproducción asistida incluido. Luego se dio cuenta de que ser madre era igualmente una proeza en estos tiempos y va camino, añade, de convertirse en un privilegio. De las contradicciones, de la belleza, de las ambivalencias, de los malos momentos, de los buenos, de las verdades y de las mentiras, de los mitos y los tabúes escribe Vivas en Mamá desobediente.