Cuando Pedro el Grande accedió al poder en solitario en 1696, él, que había viajado por Alemania, Francia e Inglaterra y había visto la grandeza de las culturas de esos países, decidió que ya estaba bien de tanta tontería. Quería que Rusia formase parte de los países más desarrollados de Europa, pero para ello tenía que actualizarse de forma urgente, tanto a nivel de administración del estado como social (...) Pedro el Grande impuso a su corte toda una serie de reformas en el vestir tradicional.