El artista noruego Alexander Selvik Wengshoel asegura que ha cocinado y se ha comido su propia cadera acompañándola, eso sí, de unas patatas y una copa de vino. El joven de 25 ha mostrado ahora, en la inauguración de una exposición de arte contemporáneo, el hueso que quedó tras merendarse su propia carne cuando tenía 21 años. El artista sufría una deformación de cadera desde su nacimiento e iba en silla de ruedas hasta que, a los 21 años, le fue implantada una prótesis.