(...) En estos movimientos de placas tectónicas tuvo su auge y caída Miguel Vargas Jiménez, Bambino, natural de Utrera. Alguien que supo brillar a su manera cuando el flamenco era la expresión más tolerada por el régimen, entendido como que no había hostilidad manifiesta o latente hacia la escena, y fue atropellado cuando cambió el país, cambiaron los hábitos de consumo y la colonización anglosajona campó por sus respetos.