El perro mis tetas es un animal mitológico mitad pastor alemán y mitad pecho de hembra humana de tamaño descomunal. El perro mis tetas tiene la fama de ser escurridizo, mucha gente lo está buscando, pero nadie lo ha encontrado. A todos los conocedores del mito les gustaría ver al animal.
Dicen los antiguos que el primer humano que vio al perro mis tetas fue Pedro Picapiedra, lo confundió con uno de sus dinosaurios de compañía y lo ordeño cómo a uno más de sus animales. Con esa leche se hizo el primer café con leche de la historia, nunca se ha podido hacer un café con leche tan bueno cómo ese, por eso hasta el día de hoy todos nos quejamos del café con leche que sirven en el bar.
El emperador chino Etnaruatser Narg Allarum envió a su séquito personal para conseguir la leche del mítico animal porque en todo el imperio no había ni un solo barista que le pudiera satisfacer en su desayuno matutino, junto con sus huevos revueltos y pan con tumaca. Los soldados no consiguieron encontrar al animal, pero tal y como dice el libro del emperador le trajeron una cabeza de dragón que la sirvieron junto con los entremeses en la comunión de su hija. El resto del dragón fue enterrado junto con el emperador para que le protegiese en la otra vida, ya que el dragón bailaba el idioma de las abejas asesinas del inframundo.
Los druidas de la antigua Galia tenían un método para que apareciese, pero únicamente podían hacerlo el segundo sábado del quinto mes (mayo), justo antes de la película de media tarde de Antena 3. Se disponían en círculos y se juntaban por parejas para bailar al son de la música de la época. Una combinación de sonidos creados por los ilustres maestros de la música clásica Bach, Mozart y Maluma. Bailaban hasta que uno de los druidas se cansaba y al sentarse en el suelo se tira un cuesco que hace que el mítico perro mis tetas aparezca para oler la trufá e irse al instante.
Se dice que el perro mis tetas vive en la península ibérica y en contadas ocasiones va a Andorra por tabaco.
Hay jeroglíficos en las pirámides egipcias representando al perro mis tetas, pero están influidas por las creencias y supersticiones de un pueblo que libero a los judíos, por lo que no nos podemos fiar de sus grafitis en las paredes. Los griegos tenían varios templos al dios el perro mis tetas, pero ellos lo llamaban el can mis pechos, luego los romanos le cambiaron el nombre. En la mitología romana el perro mis tetas se acostaba con Zeus, el cual se había transformado en una hez de unicornio para seducirlo.
Esta leyenda pertenece a una serie de mitos latinos que explican que tipo de chistes podemos hacer y cuáles no.